29 de mayo de 2021 – 19:00h

TEATRO PRINCIPAL ANTZOKIA DE VITORIA-GASTEIZ

Jaime Lorente se sube a las tablas del Teatro Principal de Vitoria-Gasteiz para dar voz al admirador de un asesino en serie en ‘Matar Cansa’, que nace de la pluma y tinta de Santiago Loza.

Tras el éxito de ‘La casa de papel’Jaime Lorente vuelve a subirse a un escenario, esta vez al del Teatro Principal Antzokia de Vitoria-Gasteiz, con la obra teatral Matar cansa. La historia se centra en un hombre que admira fervientemente a un asesino en serie, que busca mediante la muerte el propio significado de su vida. Un monólogo que firma Santiago Loza y que dirige Alberto Sabina.

‘Una víctima seduce, provoca. Una víctima aguarda el momento, toda una vida, atrae despacio a su asesino’.

Esta es la confesión de un hombre , Jaime Lorente,  que se nos presenta en escena – en un espacio desprovisto de objetos- y  nos reconstruye la historia de un tipo al que admira incuestionablemente, un asesino en serie.  A través del monólogo, Jaime relata con todo lujo de detalles aquello que llevó a su venerado criminal al lugar en el que hoy se encuentra y que, a su vez, ha otorgado luz a su propia vida.

Se define como un cobarde frente a los hechos cometidos, se le ve opaco y solo se apasiona cuando describe las acciones del otro y hasta lo hace con los detalles más pequeños y sórdidos. En ocasiones, las líneas que separan al narrador y al personaje narrado llegan a confundirse. ¿quién es?, ¿Su mejor amigo?, ¿Su víctima?. Desde luego, provoca incomodidad escucharle hablar sobre la muerte y la veneración que le profesa.

Jaime Lorente intentará en Vitoria-Gasteiz que pasemos del juicio a la extrañamente difícil comprensión.

Sin embargo, en ningún momento, el personaje principal es partícipe de nada. Solo de ser un espectador, un admirador, el cual está sumergido en un mar negro del que solo puede escapar a través de la inmortal luz del asesino que le da sentido a su gris e insulsa vida.

Matar cansa nos expone un punto de vista diferente al que estamos acostumbrados. Solo vemos el blanco y el negro, el bueno y el malo, el policía y el asesino, pero poca gente se ha parado a pensar en el gris, en ese gris que no desentona, que se mantiene en equilibrio y que hace que los otros dos se mantengan latentes y vivos. Ese morbo escondido que nos lleva a mirar debajo de una sábana manchada de sangre es el mismo que te ancla a la butaca para escuchar los hechos atroces narrados de una forma tan bella y honesta como la de nuestro protagonista.

¿Para qué? Para descubrirnos a nosotros mismos, tanto debajo de la sábana como sujetando el
cuchillo. Así es el teatro, capaz de sentarte ante el admirador de un asesino que se abre ante ti, sin miedo, para que lo escuches. Pasas del juicio a la escucha, para después alcanzar la ausencia de juicio, para al final, llegar a la comprensión, bastante difícil de asumir. Pero, así es el teatro.

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