Hasta el 28 de mayo de 2023

MUSEO GUGGENHEIM DE BILBAO

El Guggenheim de Bilbao acoge hasta el 28 de mayo una exposición de Joan Miró titulada La realidad absoluta que recoge 25 años de creaciones rompedoras del artista.

El Museo Guggenheim Bilbao muestra las obras realizadas por el artista catalán Joan Miró durante sus estancias en París entre los años 1920 y 1945. La exposición temporal, titulada ‘Joan Miró. La realidad absoluta. París, 1920-1945’ y que se podrá visitar hasta el 28 de mayo, abre la temporada de 2023 del Guggenheim Bilbao.

La temporada se completará con otras siete muestras dedicadas a artistas de la talla de Kokoschka, Picasso y la japonesa Yayoi Kusama, entre otros.

Un total de 80 obras muestran en el Guggenheim de Bilbao cómo Joan Miró exploró movimientos de vanguardia como el Dadaísmo o el Surrealismo antes de desarrollar una abstracción propia plagada de signos y constelaciones. 

Joan Miró (Barcelona, 1893–Palma de Mallorca, 1983) está considerado como uno de los más grandes artistas del siglo XX. Su obra es admirada por sus radicales innovaciones formales, desarrolladas en el contexto de las primeras vanguardias, principalmente del Dadaísmo y del Surrealismo. Miró se interesó también por cuestiones espirituales, fascinado por la mística, las visiones y los sueños. Asimismo, su trabajo permite lecturas políticas, considerando su simpatía por el nacionalismo catalán y su oposición a la dictadura franquista. Cuarenta años después de su muerte, su arte no ha perdido su seductora condición enigmática.

La realidad absoluta explora un periodo fundamental de su trayectoria: el que va de 1920 —fecha de su primer viaje a París— a 1945, caracterizado por su constante ebullición de ideas, que van del realismo mágico inicial a un vocabulario personal de signos constelados o flotantes sobre fondos ambiguos. En esta evolución se hace evidente la atracción que el arte prehistórico —incluidas pinturas rupestres, petroglifos y estatuillas— ejerció en Miró, quien propugnaba volver a los albores del arte con la intención de recuperar su sentido espiritual originario.

 

Miró realiza una permanente transformación de la experiencia vivida en arte. Todas las marcas que pintaba en sus obras se correspondían con algo concreto, anclándose en una realidad profunda que formaba parte de la realidad misma.

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