El Monte Artxanda y, sobre todo su mirador, es uno de los lugares más emblemáticos de Bilbao, de parada obligatoria para los visitantes de la ciudad.
En todas las ciudades del mundo siempre existe ese lugar especial desde donde observar la ciudad a vista de pájaro. Y en la capital vizcaína no íbamos a ser menos, también tenemos los nuestros. Pero el más emblemático de ellos, y el que se lleva la fama de tener el mejor mirador de Bilbao es Artxanda. La gastronomía, el funicular y el anillo verde de Bilbao compiten en protagonismo con el mirador de Artxanda, haciendo que este lugar se haya convertido en uno de los espacios de ocio y esparcimiento más visitados por nosotros, los bilbaínos.
El Parque Mirador de Artxanda es, según consta a las autoridades municipales, un lugar de referencia para los turistas que visitan la villa. Para Muchos el lugar desde donde Gehry ideó lo que sería el Museo Guggenheim, pero además un lugar desde donde divisar toda la ciudad y sus ramificaciones hacia el resto del territorio.
Artxanda es una de las atalayas vascas que se antojan imprescindibles, desde donde disfrutar de la gastronomía vasca y la naturaleza desde el balcón de Bilbao con las mejores vistas. ¿Nos acompañáis a descubrir qué hacer y qué ver en Artxanda?
Funicular de Artxanda
La idea de conectar la ciudad de Bilbao con el monte Artxanda comenzó en 1901 con la única finalidad de transportar a los Bilbaínos que querían disfrutar de sus zonas verdes, sus bares, restaurantes y casino. Sin embargo, no fue hasta 1915 cuando se inauguró realmente el Funicular de Bilbao, construido por una empresa suiza especializada en trenes alpinos.
Hoy en día, los Bilbaínos subimos Artxanda por los mismos motivos que entonces. No ocurre lo mismo con la tecnología del tren, que ha cambiado al mismo ritmo que la ciudad. Sin embargo, lo que sí no ha cambiado es su cometido, facilitar un acceso económico y rápido desde el centro de la ciudad hasta la cima de Artxanda.
Pero sobre todo, el funicular es una grata experiencia que se ha convertido en tradición. Subir al monte Artxanda en funicular, disfrutar de las vistas o pasear por sus zonas verdes, es una de las costumbres más arraigadas de los bilbaínos. Así como, comer o tomar unos pintxos junto con un buen txakoli en los restaurante y bares de la zona
¡Lo olvidaba! Si no te dan miedo las alturas móntate en el último vagón, donde poco a poco irás viendo la villa desde más arriba.
Mirador de Artxanda
Como ya hemos comentado en este artículo, Artxanda tiene una de las mejores vistas de la ciudad de Bilbao. Miles de vecinos y vecinas, así como los turistas que nos visitan, pasean cada día por las inmediaciones y acuden a este punto de Bilbao para obtener la mejor instantánea de la ciudad. Y no es de extrañar, porque desde aquí divisamos la ría que divide la ciudad, el Casco Viejo, sus parques, sus torres de cristal, el Museo Guggenheim, el Puente de la Salve o sus elegantes calles, entre otros. Ningún lugar como éste para dejarse sorprender por las firmas de los grandes arquitectos que han trazado un nuevo perfil a la ciudad.
Si el día está despejado se puede ver el mar, así como las cadenas montañosas que rodean Bilbao y que le otorgan el nombre de ‘El Botxo’. El Monte Avril, Arnotegi, Pagasarri o Arraiz son algunos de los parques forestales que además de Artxanda rodean Bilbao. Desde sus miradores podréis disfrutar de espléndidas vistas panorámicas y, gracias a sus paneles informativos, conocer las cimas, curiosidades y parte de la historia del municipio. Para recorrerlos os aconsejamos realizar el recorrido del Anillo Verde de Bilbao ( GR 228), un recorrido circular de 38,1 km que os aconsejamos realizar en dos etapas; Deusto-Monte Avril-Bolueta, Bolueta-Pagasarri-Deusto.
A pesar de las numerosas cimas y miradores para observar Bilbao desde las alturas, sigue siendo Artxanda la más demandada y la más preciada, lo que le ha otorgado el nombre del ‘Balcón de Bilbao’. De hecho, el mirador de Artxanda o de ‘Aterpe’ es uno de los atractivos turísticos de la ciudad. Incluso, su gran barandilla de 150 metros, compuesta por unas letras de color rojo de un metro de altura que forman las palabras ‘Bilbao-Bilbo’ se ha convertido en un gran reclamo fotográfico.
La barandilla nos acompaña y conduce desde la estación del Funicular de Artxanda hasta las zonas más interesantes para la fotografía panorámica. Incluye, además, una tira de luces LED. De esta manera, el mirador adquiere otra imagen por la noche, potenciando más si cabe su interés fotográfico.
Aterpe
Junto a la gran barandilla y muy cerca del Funicular de Artxanda se sitúa un monumento conocido popularmente como ‘La Huella’, y oficialmente como ‘Aterpe’. La escultura de Juan José Novella fue inaugurada el 18 de junio de 2006. Con ella se da valor a todos aquellos y aquellas que, bajo el mando del Gobierno de Euzkadi, defendieron a las legítimas autoridades y las libertades y derechos de los ciudadanos y ciudadanas vascos y vascas en la guerra del 36 y la posterior dictadura franquista.
150.000 personas tuvieron que ir al exilio y 45.000 fueron detenidas y encausadas. Estas son las cifras que arrojó la Guerra Civil en el País Vasco. El monumento, de 6 metros de altura y de 8 toneladas ofrece un ‘sentido homenaje’ a todos los que dejaron su sello grabado en la historia. Anualmente, en este espacio se celebra un acto en memoria de todos los que lucharon por nuestra libertad.
Por otra parte, junto al funicular se encuentra el ‘Engranaje’, un enorme mecanismo originario del primer funicular de Artxanda, una pieza original del primer funicular que subía hasta el mirador que data de la primera década de 1900.
Ruta a Artxanda
Todos los años, cientos de bilbaínos nos unimos a la ya tradicional Subida a Artxanda que organiza EL CORREO y patrocina el Ayuntamiento de Bilbao. Una marcha popular que además de permitirte disfrutar de la naturaleza, de las vistas o hacer deporte en compañía, también tiene un fin benéfico.
Pero aunque, os aconsejamos uniros cada año a esta experiencia, no tenéis que esperar a este día para subir a Artxanda. Subir andando ofrece el aliciente de conocer la ciudad desde otra perspectiva. Podéis alcanzar la cima desde Bilbao por diferentes rutas de diferente dificultad, pero nosotros os aconsejamos la misma que se realiza en la tradicional Marcha Popular de la Subida a Artxanda; Arenal, Calzada de Mallona, Parque Etxebarria, Zurbaranbarri, Camino Atxeta, Sendero Mendiarte, Artxanda.
Cómo llegar a Artxanda
Existen diversas formas de acceder al mirador: andando, en autobús, en coche, y la principal, en Funicular, el transporte más famoso de todos ellos.
- Funicular: El funicular es sin duda la mejor opción para subir a Artxanda por su comodidad, rapidez, precio y la experiencia de viajar en este pedacito de historia de Bilbao, uno de los símbolos emblemáticos de Bilbao. Su ubicación está en la calle Castaños, muy cerca del Campo Volantín y del Puente Zubizuri. Tiene una frecuencia de 15 minutos, y el trayecto no dura más de 3 minutos.
- Autobús: El autobús que une Artxanda con el centro de la ciudad es el que realiza la línea A7 de Bilbobus (autobús urbano de Bilbao). Para obtener toda la información sobre horarios y paradas podéis consultar la web de Bilbobus.
- Vehículo privado: Hay numerosas vías para llegar a Artxanda, dependiendo de donde os encontréis. Sin embargo, las más utilizadas son desde Enekuri (BI-3741) y Santo Domingo (Bi-631).
Dónde comer en Artxanda
El mejor recuerdo que deja Bilbao en muchos y en muchas de sus visitantes tiene que ver con los momentos de placer que viven cuando se sientan en la mesa de alguno de los restaurantes de la ciudad. Y, Artxanda es, sin duda, uno de los grandes lugares gastronómicos de Bilbao. Los restaurantes de Artxanda son muy conocidos por su alta calidad en sus productos y sus elaboraciones. Estos establecimientos son generalmente de gastronomía tradicional vasca no obstante, siguen algunas de las nuevas tendencias de la nueva cocina. Esta fusión la encontramos claramente en la Escuela de Hostelería de Artxanda donde podremos ver especialidades de ambos estilos.
Además, Artxanda ha sido tierra de Txakoli, producido con la viñas de los caseríos asentados en su cima. Actualmente, los viñedos han sido sustituidos por las mesas donde familiares y amigos se reúnen bajo la sombra de los frondosos árboles que las rodean para disfrutar de una agradable comida o cena en las calurosas tardes de verano. Uno de esos caseríos que han evolucionado a el restaurante que es hoy en día es Txakoli Simón. Si sois de Bilbao, seguro que su nombre os suena. Si estáis de visita, no os podéis ir de la ciudad sin probar alguna de las mejores chuletas de Bilbao, y la de Txakoli Simon siempre aparece en todas las listas de la mejor Txuleta de Bilbao. Ya se nos hace la boca agua…