Alex Reynolds expone en Bilbao

19 de febrero de 2021- 13 de junio de 2021

MUSEO GUGGENHEIM DE BILBAO

La artista Alex Reynolds presenta dos películas y una escultura en la sala Film & Video del Museo Guggenheim de Bilbao.

Del 19 de febrero al 13 de junio del 2021, el Museo Guggenheim Bilbao presenta Alex Reynolds. Así, Hay una ley, hay una mano, hay una canción es la primera exposición del año 2021 en la sala Film & Video, un espacio en el que el Museo presenta piezas clave del videoarte, la instalación audiovisual y la imagen en movimiento como lenguaje artístico.

El trabajo de Alex Reynolds se caracteriza por su ambiciosa manipulación del lenguaje cinematográfico y por su interés en explorar las relaciones entre sus elementos clave: el sonido, el ritmo, la actuación, la narración, así como el papel del espectador en ellos. A través del cine, la artista juega y altera las estructuras y convenciones que suelen dominar los relatos visuales, desafiando nuestra percepción más allá del perímetro de la pantalla y del mundo de las imágenes.

La obra principal de Alex Reynolds La mano que canta ha sido coproducida por el Museo Guggenheim de Bilbao.

En esta ocasión, se muestran tres obras recientes de Alex Reynolds. La mano que canta, 2021, la obra que ocupa la galería principal de la sala Film & Video, ha sido co-producida por el Museo Guggenheim Bilbao y se estrena internacionalmente en esta exposición.

Realizada en colaboración con la coreógrafa sueca Alma Södeberg, La mano que canta construye durante 22 minutos una red de gestos, voces e imágenes conectados en el tiempo. Estos elementos parecen mimetizarse entre sí, siguiendo secuencias abiertas y reacciones en cadena.  La mano que canta es una obra a la vez libre y minuciosamente compuesta, donde la resistencia a la fijeza y el interés por la transformación implican a todos nuestros sentidos. Los cuerpos, el paisaje y la cámara actúan en recíproca sintonía.

Otra película y una escultura completan la exposición de Alex Reynolds en Bilbao.

La película Palais, 2020, rodada en el Palacio de Justicia de Bruselas, una imponente arquitectura de principios del siglo XIX consiste en un recorrido por las laberínticas instalaciones administrativas del edifico en el que se alternan estancias monumentales, pasillos angostos, oficinas abandonadas, paredes con grafitis y ascensores siniestros. La cámara sigue a una mano que abre puertas, toca paredes y pulsa botones filmando los diferentes espacios en un ambiente turbador donde se mezcla el desasosiego, la curiosidad, el miedo e incluso el humor. Es un recorrido silencioso en el que, al mismo tiempo, adquiere protagonismo el sonido de los pasos de la persona que filma, las puertas que se abren, los ruidos del mecanismo del ascensor, el inquietante murmullo de voces a lo lejos.

La tercera obra de la instalación, Justine, 2020, consta de un diapasón que vibra en el aire de manera ligeramente perceptible.  En este caso, la escultura se ha fabricado a medida para
reproducir el tono de voz exacto de una persona conocida por la artista, cuyo nombre da título a la obra.

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